Marta Ibarra Cerdas

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Nació en Cartago el 10 de agosto de 1954. Realizó sus estudios en psicología y antropología, conocimiento que aplicó puntillosamente en el ámbito público estatal, donde trabajó por 26 años en la promoción y defensa de los derechos de las mujeres.

Su vida productiva la desarrolló como un binomio entre la promoción de los derechos de las mujeres y la educación para el disfrute de esos derechos.

En 1977 ingresó a laborar como promotora en la Oficina de la Mujer del Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes, enfatizando su apoyo a la organización de las mujeres, especialmente de estratos empobrecidos. En 1978, esta oficina se constituyó en la Dirección de Mujer y Familia, donde desarrolló el Programa de Capacitación, con un eje central en la educación de los derechos de las mujeres, actividad que la llevó a viajar por todo el territorio nacional.

Para 1986, la Dirección de la Mujer se transformó en el Centro Nacional para el Desarrollo de la Mujer y la Familia. Desde esta instancia ejerció a Jefatura del Área de Investigación y posteriormente fungió como responsable del Programa de Apoyo a las Oficinas Ministeriales y las Oficinas Sectoriales de la Mujer (1996-1997).

Participó activamente en la elaboración del Plan Nacional de Igualdad de Oportunidades para Mujeres y Hombres (1995) con la orientación y consultas de los diagnósticos sectoriales. En el período comprendido entre 1996-1998 estuvo a cargo de la coordinación de las Áreas Estratégicas. Asimismo, coordinó el Área de Gestión de Políticas Públicas para la Equidad de Género en el año 2003.

Desde el Centro Nacional para el Desarrollo de la Mujer y Familia, más tarde, Instituto Nacional de las Mujeres (INAMU), promovió la apertura de la Unidad para la Equidad de Género del Ministerio de Educación Pública, capacitando a las/os profesionales a cargo de ella. También, tuvo a su cargo la atención del sector educación desde el Área de Gestión de Políticas Públicas del INAMU durante 5 años, desde 1998 hasta el momento de su muerte.

A lo largo de toda su carrera profesional coordinó y dirigió muchas publicaciones, entre las que se destácalos "Módulos de Educación no Sexista" que constituyen un esfuerzo profesional inédito por erradicar el sexismo en la educación primaria y secundaria del país.

Además, escribió en autoría compartida documentos tales como: La mujer en sociedad; La mujer y su participación en organizaciones comunales; Caracterización de las mujeres integrantes de las organizaciones de base asesoradas por la Dirección General de Mujer y Familia; Capacitación para la operativización de las políticas institucionales dirigidas a la mujer y a la familia; Situaciones de los menores trabajadores de la calle y con conductas de deambulación en Costa Rica; Metodología para eliminar estereotipos sexuales en la educación y comunicación social dirigido a ONGs, Informe del Taller nacional.; Caracterización socio-económica y demográfica de 10 grupos productivos femeninos y sus comunidades, Provincia de Cartago; Diagnóstico situacional mujeres y educación; Análisis de roles y estereotipos sexuales en textos escolares en Costa Rica.

De sus publicaciones como autora encontramos: Algunos aspectos sobre la mujer y la educación formal; El género como eje transversal en la educación técnica media.

Se suma a esta fructífera producción su tesis de grado "Expresiones sexistas en la cultura escolar: la cotidianidad en dos aulas de clase de II grado de un centro educativo en el Área Metropolitana", con la cual optó por el grado de licenciada en Antropología en el año 1999.

Su interés principal con este estudio fue conocerlo que sucede en las aulas escolares, en relación con la transmisión de los patrones culturales que establecen las desigualdades entre los hombres y las mujeres, lo que se ha denominado la pedagogía invisible de género, tema sobre el cual tenía un conocimiento experto.

Como antropóloga, estaba convencida de que la educación es la clave para el cambio de una sociedad que necesita avanzar hacia niveles de mayor justicia en el trato y en el reconocimiento del aporte de las mujeres, visión que la hizo trabajar incansablemente para contribuir con una cultura basada en el principio de equidad de género.

Consideraba que para lograr la real igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres desde la educación, era necesario promover cambios en las mentalidades y actitudes de las personas participantes y no solo modificarlos procesos de enseñanza y aprendizaje.

Sus luchas siempre estuvieron en función de mejorar las condiciones de las mujeres y con ese trabajo incansable abogó por legar a las niñas y niños costarricenses una cultura basada en el principio de equidad de género.

Su espíritu de lucha y perseverancia por la igualdad y equidad de género permanece en todas y todos quienes la conocieron, aún cuando dejó de compartir su carisma y conocimiento el día 5 de noviembre de 2003.

 


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